sábado, 2 de mayo de 2009

EL REINO DE LA LUZ: CONTINUAMOS


¿Dónde dejamos a Arturo? De nuevo haciendo el bien: rescatando a un joven acusado de alquimia, Horacles. Marchan dejando un reguero de enemigos derrotados hacia Coaglius, un pueblo, tal y como dice el título, nido de víboras. 

Enseguida te preguntas: ¿cuándo les asaltarán? ¿Escaparán? Esa tensión palpable impregna cada página del capítulo. La posada en la que van a pernoctar parece amigable, llevada por una bella llamada Amadae, de la que se enamora perdidamente Crispín. ¿Quién es ese que se ofrece a ayudarles, el de la cicatriz? Tiene muy mala pinta...

Por otro lado, en el presente, Arturo acude a la consulta del doctor Vistalegre. Siempre que acude nuestro protagonista el psicólogo le enreda, y a nosotros, la cabeza. Parece dar palos de ciegos: ahora dice que los sueños pueden transmitir un mensaje... ¿O será más que eso? Por lo pronto, Arturo se encamina a la desvencijada casa de una vieja conocida: la vidente Estrella. Ella les proporcionará una valiosísima información: todo vuelve a la luz para restablecer el orden. ¿Las ruinas de Férenix? ¿O quizá sea el verdadero, pero oculto, destino de Arturo Adragón...? 

Pronto seguiremos...

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