miércoles, 15 de julio de 2009

EL REINO DE LA LUZ: PIEDRAS Y FUEGO

Nuestro amigos siguen por los sulfúricos e inhóspitos parajes de Los Tres Volcanes. Tras la marcha de Horacles, muy misteriosa e intrigante para el lector por cierto, avanzan penosamente por el terreno. Para empeorarlo, llueven cascotes, piedras de fuego, se producen tormentas de arena... y surgen monstruos. Peores que en Boca del Diablo, aquel pueblo del principio de la novela, estos son carroñeros asesinos, solo piensan en matar.

Arturo protege al resto con Adragón y el poder de las letras. Pero cuando parece que ganan, aumenta sin cesar la lluvia de meteoritos, enormes, mortales. Cansado de tanto sufrimiento, el caballero negro grita, quiere hacer ver a Arquitamius que si son enviados suyos, que los detenga, ellos vienen en son de paz. Y para demostrarlo, lanza su espada al aire, la cual se llena de fuego, y a sus lados, en forma de triángulo, surge la A adragoniana, con cabeza de dragón. Se detiene todo. Parece que Arquitamius ha quedado sorprendido.

Es sin duda un pasaje asfixiante, el ambiente nos envuelve hasta tal punto, que podíamos haber pedido nosotros mismos al libro que detuviera tan despiadados ataques. Angustia, miedo, polvo, todo envuelve a la compañía. De nuevo, sufren, y de nuevo, ganan. ¿Valdrá Arquitamius la pena? ¿Podrá resucitar a Alexia y a la reina Émedi...?

1 comentario:

  1. ¡Hola! ^^
    Soy fan de El ejército negro, y encontré el blog revisando la web de Santiago García-Clairac ^^.

    Ese pasaje... sí, tiene mucha angustia, a mí me sacaba ciertamente de los nervios >.<

    Por cierto, afilio este blog ^^. Le tengo cariño a este autor y a su trilogía porque fue el primer autor del mes de mi comunidad ^^.

    Me hago seguidora =).

    ResponderEliminar